Surreal.
y perpleja en la rutina, me marca los espacios
titilantes y las visiones que indoloras se destilan
de una luna que vagamente aflora.
La noche se corrompe mas allá de mis pupilas rojas
y mis parpados cansados, desvencijando sueños
que en la alcoba se dispersan sobre sabanas
húmedas e intactas.
Una gota sigilosa de rocío irrumpe en la inquietud
oscura de esta habitación vacía, desencadenando ecos
misteriosos entre los recodos que guardan torpes
y perpetuas las sórdidas esquinas.
Una figura cósmica interrumpe lo volátil del letargo
anunciado, el rabillo de la puerta indica el momento en
que la aurora, del pasillo se ha alejado dejando a los espacios
siderales la onírica aventura de un silencio no esperado.
Y entonces el entorno se transforma en viaje de Pléyades
que cruzan el insomnio mas allá del fin de un cuento,
y el iris dormido desata su furia incandescente detrás
de la línea indeleble que inequívoca delata al horizonte.
La mañana reclama detrás de la cortina sus dominios
que a plena luz de día parecen solo instantes disecados
de alguna extraña pesadilla, que a pesar de haber sido
cercenada, no comprende en su locura que la noche con la luz
del sol se acaba.
La calma retorna ligera y sigilosa hasta la almohada
que ha sido solo refugio mudo y recurrente, de un cúmulo
de historias que ciegas y sin rumbo convergen al final
en ese mismo punto, donde aún encuentro los versos
perdidos que aún conserva el alma.
húmedas e intactas.
Una gota sigilosa de rocío irrumpe en la inquietud
oscura de esta habitación vacía, desencadenando ecos
misteriosos entre los recodos que guardan torpes
y perpetuas las sórdidas esquinas.
Una figura cósmica interrumpe lo volátil del letargo
anunciado, el rabillo de la puerta indica el momento en
que la aurora, del pasillo se ha alejado dejando a los espacios
siderales la onírica aventura de un silencio no esperado.
Y entonces el entorno se transforma en viaje de Pléyades
que cruzan el insomnio mas allá del fin de un cuento,
y el iris dormido desata su furia incandescente detrás
de la línea indeleble que inequívoca delata al horizonte.
La mañana reclama detrás de la cortina sus dominios
que a plena luz de día parecen solo instantes disecados
de alguna extraña pesadilla, que a pesar de haber sido
cercenada, no comprende en su locura que la noche con la luz
del sol se acaba.
La calma retorna ligera y sigilosa hasta la almohada
que ha sido solo refugio mudo y recurrente, de un cúmulo
de historias que ciegas y sin rumbo convergen al final
en ese mismo punto, donde aún encuentro los versos
perdidos que aún conserva el alma.
Comentarios
:) Me gustó... y con los primeros rayos de luz la oscuridad desaparece.
Saludos saturnianos y cósmicos!
the lord
despues de un poco mas de tres meses he regresado
y he subido una nueva nota... te invito a visitarla..
te dejo un fuerte abrazo!!!